Comprar un terreno donde construir tu futura vivienda o afrontar una reforma integral da paso a una maraña de gestiones que te pueden costar tiempo y dinero. Seguir unas directrices básicas te sacará del apuro
Tener una casa diseñada a nuestro gusto es un sueño universal. Un hogar luminoso, habitaciones amplias, pasillos donde los niños puedan jugar.
Esta burbuja de fantasía se esfuma convirtiéndose casi en pesadilla cuando llega el momento de buscar un terreno o una casa para reformar. Una vez tomada esta decisión y después de días y semanas de búsqueda exhaustiva, ya está todo. Y qué hay de los permisos, licencias, darnos de alta en el agua, hacer una distribución, el diseño interior, elegir el mobiliario… Además tenemos que contratar una empresa constructora, mirar y remirar decenas de presupuestos y las obras… Meses de obras.
Para ahorrar meses de espera si reformamos una vivienda, debemos saber si está protegida como Interés Patrimonial. Si no está protegida obtienes licencia al momento. En el caso contrario, la licencia puede tardar desde semanas a meses o incluso algún año.
En cambio, escogiendo un terreno, los metros cuadrados de parcela, el número máximo de plantas permitido y la ocupación, entre otros, son factores que condicionarán el coste y el diseño de la construcción. Además, siempre se debe comprobar en el registro si el inmueble tiene cargas económicas. Hay que andarse con ojo.
Para comenzar con la construcción se necesitará la licencia de obra que tardará en función de las normativas de aplicación para el emplazamiento en concreto, para conocerlas debemos ir al Ayuntamiento pertinente. Si no sabemos mucho sobre el tema, encontrarlas en internet de manera intuitiva es todo un reto.
En cuanto a los suministros de agua y luz, las compañías pueden tardar varias semanas, incluso meses, en dárnosla de alta retrasando la obra inútilmente. Gestiona con antelación.
Son imprescindibles para conocer el terreno. Los presupuestos no deben ser sólo en base a los metros cuadrados del emplazamiento sino también a los condicionantes existentes, como si hay vegetación obstaculizando la visión o si el terreno presenta fuertes desniveles. De no ser así, lo más probable es que el precio esté por debajo del real y que te entreguen un plano que no facilite al arquitecto una buena implantación de tu vivienda y una buena cimentación. Estos estudios aportan datos importantes sobre el estado actual del terreno. Lo mejor es comparar, lo barato siempre sale caro.
Necesitas un arquitecto. Esta es la fase donde puedes exponer tus necesidades en cuanto a la distribución y al presupuesto que estás dispuesto a gastarte. Te aconsejo que pidas un primer presupuesto detallado donde no sólo ponga “poner puertas y hacer tabiques”. Si no te quieres llevar sorpresas, desde el principio tienes que saber qué tipo de tabique es y cómo serán las puertas. Necesitas hacerte una idea previa de cómo va a ser tu casa y cuánto te puede llegar a costar.
Esta fase se puede alargar en el tiempo tanto como se quiera. Es normal que quieras modificar la distribución, al fin y al cabo es tu casa, pero una cosa es hacer más grande el salón y otra darle vueltas a la vivienda una y otra vez. Si te aconsejan que la cocina debe estar orientada al Norte y las habitaciones al Sur es para tu comodidad y confort. Por ello lo mejor es dejarse aconsejar por el arquitecto. Una vez ya está cerrado el proyecto hay que redactar estos documentos más detallados y entregarlos a el Colegio de Arquitectos.
Para elegir la empresa constructora hay que solicitar al estudio de arquitectura una medición ciega de la obra (sin precios) que entregará a unas cuantas constructoras. Con las ofertas en mano, se recomienda que el despacho de arquitectos asesore al cliente. Una vez tomada la decisión es aconsejable que se pida un presupuesto cerrado para evitar sustos. Si existe algún error en obra son ellos los que tienen que hacerse cargo del pago y no el cliente.
Por último, se debe pedir en el caso de una vivienda nueva la licencia de 1ª ocupación y en el caso de reforma una célula de habitabilidad, así como se debe realizar el libro del edificio, el certificado final de obra de técnicos, hacer el alta catastral, el certificado energético y el registro de la propiedad. Casi nada. Todo esto lo ideal es que te lo haga el mismo estudio de arquitectura que te ha redactado el proyecto.
Este post se publicó en Las Provincias en nuestro Blog «Nociones de Arquitectura»
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